miércoles, 17 de octubre de 2012

Nunca se había vinculado a nada. La mañana en la que despertó vio que estaba completamente sola. Su séquito no eran más que monigotes de papel y sacatrapos.

Sus amigos eran retratos en la pared llenos de polvo.

Había sido la mejor y no tenía a nadie a su alrededor. ¡Aún era la mejor!

Quizá por eso nadie la entendiera.

(8 oct 2012)

2 comentarios:

Carmen Herrero dijo...

Ay, la soledad del incomprendido.... ¡qué imcomprendida es!...

Me encanta la imagen del séquito de monigotes de papel y sacatrapos... interesante...

Besos,
Carmen

Derry dijo...

es la comparsa del que cree que es el mejor y no comparte nada. Del que llega a lo más alto, merecidament6e o no, y se dedica a pisotear a los demás, a los que un día le apoyaron, le ayudaron, le comprendieron