lunes, 4 de febrero de 2013

Campesino

  Ya era hora de empezar a trabajar. El sol acababa de salir en la sierra de Santa Ana, dando vueltas como de costumbre. Comenzaba otro prolijo día y nuestro aldeano se calzó las usadas abarcas, se abrochó el chaleco de cuero rojo que tanto le gustaba y cogió la azada.

  Caminaba alegre en dirección al huerto. Este año la cosecha parecía abundante. Silbaba una melodía que había aprendido en la proyección de un filme en el pueblo; la letra venía a decir algo así como "iff ai güere a rich man", pero él no sabía qué significaba aquello.

  Transcurrió una hora antes de que pudiera abrir la verja que protegía su cosecha de las ovejas y las cabras de sus vecinos. Llenó el botijo que le esperaba al lado del pozo y bebió un largo trago. Ya estaba listo para empezar.

  Palmeó dos veces antes de sujetar firmemente la azada. Cuando la alzó sobre su cabeza, en la hoja metálica bailó un rayo del sol del amanecer. El apero cruzó la atmósfera y se hundió en la tierra fría. Nuestro aldeano repitió ese gesto dos veces antes de que surgiera su primera pieza. Terminó de arrancarla con las manos callosas y sucias.

  Con aire triunfal levantó la primera letra, era una hache. Una hermosa y blanca hache que lo miraba muda., saludable en su tipografía. Con el orgullo de haber realizado un buen trabajo, la depositó con cuidado en la cesta y siguió explorando los surcos plantados. Una "A", una "Z", una minúscula "i", una robusta y redonda "Q"...

  Siguió cavando hasta que llenó la cesta y se encaminó de vuelta al hogar pensando en el magnífico guiso de poesía que haría su mujer para comer ese día. La cosecha había sido tan abundante que tal vez podrían hacer conserva de cuentos para el invierno, o compota de esdrújulas que tanto gustaba a sus críos en la merienda.

  En verdad, aquella idea de cambiar de plantación, había sido la mejor recompensa al trabajo de tantos años. La única forma en la que no volverían a pasar hambre.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno el cuento, la verdad. Totalmente inesperado y acertado final. Casandra

Carmen Herrero dijo...

Muy interesante y bien llevado...

El final, como dice Cassandra, totalmente inesperado, con un giro nada forzado...

Muchas gracias por compartirlo...

Besos,
Carmen

Almady dijo...

Esta claro que la cultura el sa base de la libertad...